Teníamos miedo, dudas y nos montamos muchas "pelis" en la cabeza.
Que si el transporte, que si el dinero, que si la secundaria... Un sinfín de cosas que nunca han ocurrido.
Pero sí, tuvimos miedo.
¿Cómo lo vencimos?, viendo como llegaba mi hijo a casa, diciendo que había hecho fichas durante todo el día, sin poder moverse de su silla.
A día de hoy lo recuerda. Solo fue a infantil con 3 y 4 años, y se sigue acordando.
¿Qué pasó cuando fue al nuevo cole? Pues lo que les pasa a todos. No se quieren ir de allí porque allí se lo pasan muy bien. Aprenden, trabajan, juegan... y sí es posible hacer todo juntos.
De momento, el número de alumnos ayuda un montón, pero los exteriores con zonas de juegos, césped, cancha de deportes techada (da igual que haga frío o calor, siempre pueden jugar ahí), huerto... Un lujo en todo regla.
Como maestra de primaria en un colegio público "convencional", veo y siento las diferencias.
Las profes conocen a nuestros hijos (mejor a veces que nosotras), son firmes y a la vez adorables con ellos. Respetan sus tiempos (pero "de verdad", no esos de lo pongo en la web y después "¡hasta luego MariCarmen!). Que trabajan en clases multinivel (varios cursos en la misma clase) enriquece y favorece no solo el aprendizaje, sino también la responsabilidad, pues es una pequeña-gran familia y cuidan unos de los otros.
En fin, que solo tengo palabras bonitas y agradecimiento hacia todo el equipo (profes, dirección y promotoras).
Gracias por haber hecho realidad uno de nuestros sueños.